Canqueto Norte 2011 - dia 6
Dia 6
Mamiña
10 de Agosto Mamiña
Era una hermosa mañana de día miércoles, 8:00 am y ya estábamos tomando desayuno en el casino de oficiales (para que Joelito no se enoje) de Iquique. Había que partir temprano a nuestro próximo destino: Mamiña. Algo sabía de que era bonito el lugar pero al parecer la ruta era otra cosa. Bien comiditos y como es regular partimos tempranito en las motos mi Papa, Eduardo, Luca, Marcelo, Luchito y quien les habla. El día estaba precioso y hacia calorcito, estaba notable para viajar. Salimos de Iquique y paramos en algunos lugares para las respectivas fotos y estirar un poco las piernas. Llegamos al camino que nos llevaba a nuestro destino: recuerdo que era una recta interminable con un paisaje a ambos lados espectacular. De ida me fui casi todo el rato con mi viejo y caché que los dos estábamos en una volada mas o menos profunda. El desierto parece que tiene esa magia que te hace reflexionar sobre varias cosas. Por lo menos a mi me pasó y lo encontré notable. Estábamos llegando y el camino se hizo un poco mas complejo: harta curva, maicillo y caminos de tierra. Llegamos a las termas (que de termas no tenían mucho porque el agua estaba mas helada que la cresta) y llegamos a pegarnos un tuto mientras mi viejo como es de costumbre se joteaba a las cocieras para que nos dieran algo de almuerzo, lo que como siempre tuvo un efecto positivo. La comida estuvo notable, unas salsas medias raras a la vista pero en sabor eran increíbles, ensaladas surtidas, arroz y carne. Llenitos de cariño volvimos. La vuelta fue otra cosa. Nos devolvimos con mi viejo uno al lado del otro, cada uno en una volada máxima a una velocidad muy agradable para disfrutar del paisaje. El desierto figuraba con unos colores inexplicables de atardecer y el cielo cada vez se ponía mas anaranjado. Lógicamente todo el contexto potenciaba la introspección. Yo lo encontré facinante. Al término de este camino recto nos detuvimos a esperar a Eduardo que se venía a la vela, nos reunimos y partimos hacia el casino. Un viaje que sin duda dio tema para la conversación de la noche, alguna voladita de alguno salió tema. Con mi viejo y Luchito fuimos a ver la réplica de la Esmeralda; muy bonita y bien hecha de verdad se las recomiendo. En la noche fuimos al restaurante Bodegón (si no me equivoco de nombre) y puedo decir que realmente la cagó lo rico de la comida. Me habían contado que en ese lugar cantaba en vivo un compadre que era mas o menos, de hecho le pagaban para que se callara. Pero afortunadamente no estaba (lo echaron probablemente) y en reemplazo había otro cantante con su señora creo que eran buenísimos. Terminamos de comer y nos fuimos al tuto a recuperar energías para la mañana siguiente. Muy buen paseo.
Sebastián Badía
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Mamiña
10 de Agosto Mamiña
Era una hermosa mañana de día miércoles, 8:00 am y ya estábamos tomando desayuno en el casino de oficiales (para que Joelito no se enoje) de Iquique. Había que partir temprano a nuestro próximo destino: Mamiña. Algo sabía de que era bonito el lugar pero al parecer la ruta era otra cosa. Bien comiditos y como es regular partimos tempranito en las motos mi Papa, Eduardo, Luca, Marcelo, Luchito y quien les habla. El día estaba precioso y hacia calorcito, estaba notable para viajar. Salimos de Iquique y paramos en algunos lugares para las respectivas fotos y estirar un poco las piernas. Llegamos al camino que nos llevaba a nuestro destino: recuerdo que era una recta interminable con un paisaje a ambos lados espectacular. De ida me fui casi todo el rato con mi viejo y caché que los dos estábamos en una volada mas o menos profunda. El desierto parece que tiene esa magia que te hace reflexionar sobre varias cosas. Por lo menos a mi me pasó y lo encontré notable. Estábamos llegando y el camino se hizo un poco mas complejo: harta curva, maicillo y caminos de tierra. Llegamos a las termas (que de termas no tenían mucho porque el agua estaba mas helada que la cresta) y llegamos a pegarnos un tuto mientras mi viejo como es de costumbre se joteaba a las cocieras para que nos dieran algo de almuerzo, lo que como siempre tuvo un efecto positivo. La comida estuvo notable, unas salsas medias raras a la vista pero en sabor eran increíbles, ensaladas surtidas, arroz y carne. Llenitos de cariño volvimos. La vuelta fue otra cosa. Nos devolvimos con mi viejo uno al lado del otro, cada uno en una volada máxima a una velocidad muy agradable para disfrutar del paisaje. El desierto figuraba con unos colores inexplicables de atardecer y el cielo cada vez se ponía mas anaranjado. Lógicamente todo el contexto potenciaba la introspección. Yo lo encontré facinante. Al término de este camino recto nos detuvimos a esperar a Eduardo que se venía a la vela, nos reunimos y partimos hacia el casino. Un viaje que sin duda dio tema para la conversación de la noche, alguna voladita de alguno salió tema. Con mi viejo y Luchito fuimos a ver la réplica de la Esmeralda; muy bonita y bien hecha de verdad se las recomiendo. En la noche fuimos al restaurante Bodegón (si no me equivoco de nombre) y puedo decir que realmente la cagó lo rico de la comida. Me habían contado que en ese lugar cantaba en vivo un compadre que era mas o menos, de hecho le pagaban para que se callara. Pero afortunadamente no estaba (lo echaron probablemente) y en reemplazo había otro cantante con su señora creo que eran buenísimos. Terminamos de comer y nos fuimos al tuto a recuperar energías para la mañana siguiente. Muy buen paseo.
Sebastián Badía
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