Le he pedido a Naomí y a Alejandro que me permitan a mi escribir el relato de este paseo, por cuanto tuvo ciertas características especiales.
Casi todo lo que se había prometido en la convocatoria se cumplió: Rafita, acompañado por Jacquie llegó en su Softail Heritage 2007, la Clota 2; Marcelo lo hizo en la Clota 1; reapareció el Vikingo con su Vikinga a la grupa, con algunas marcadas señales de lo ocurrido durante su primera semana de regreso, después de su larga ausencia de Chile, incluyendo algunas prendas típicas de las prácticas sado-maso; pero no aparecieron los maxilo, a quienes por supuesto les extrañamos una vez más. Un interesante número de participantes inició el paseo con el ya rutinario encuentro en la Copec de Costanera Norte: a los ya nombrados debemos agregar: Jorge Paredes, Carlos Campos, Eduardo Mitjans, quien se devolvió desde un poco más allá del peaje de Lampa, Luis Laborde, Willy Quiroz, Raúl Villagra y Paula, Alejandro Jahn y Vero, Manuel ?Mandiola? Cabañas, Willy Chauán en su HNJ y este corresponsal.
Después de varios Kms. recorridos y varias horas transcurridas llegamos finalmente al punto de partida del verdadero paseo de este Sábado: La carretera F-30 que une Concón con Papudo, en su intersección con la entrada a Cachagua. Fue allí en donde el líder Willy Q. le delega el liderazgo a Rafita, por cuanto él tenía que reunirse con su hijo en dicho balneario, por el cumpleaños de su nieta (?).
No les parece extraño que el sábado anterior, el líder Badía haya manipulado el itinerario del raid para que convergiéramos en Algarrobo, lugar de sus vacaciones familiares? Y este sábado haya ocurrido algo similar con el otro líder, para que el grupo le pasara a dejar a la fiesta de cumpleaños de su nieta?
En política a esto se le llama abuso de poder, uso de información privilegiada y que viene a ser como el inicio de la ?corrupción? misma. Permítaseme recordar que alguna vez se dijo que: ?Los paseos canquetos son round trip....no one way.......nos vamos todos juntos y volvemos todos juntos.......?
Bueno, pero en fin, aquí se inició el verdadero paseo en el que de las diez normas del decálogo Canquetero, sólo se respetaron dos: la de seguridad y la de compañerismo. Todas las demás se violaron insistentemente, particularmente aquélla que dice relación con el: no buscamos ser vistos ni ver a nadie: tratamos por todos los medios posibles de ser vistos en todo el recorrido hasta Maintecillo (Hotel Las Rocas) , bajando a la playa y desplazándonos en un bloque cerrado por el camino costero.
Cumplido el trámite que nos llevó a visitar a Laly, dueña del Hotel, oportunidad en que algunas de las tías copilotos aprovecharon para pasar a ?maquillarse a las casitas?, Rafita comete el segundo error de la jornada: me delega el liderazgo el que asumo con gran ?responsabilidad? y espíritu de aventura: tenía que ser un paseo de antología. Mi decisión fue tomada allí mismo: la parada en Marbella para el almuerzo, sólo sería un trámite sin mayor importancia y el regreso sería por Reñaca misma, con parada en la terraza, para tomar jugo o helados y ver ?postres?.
A pesar de las buenas intenciones que tuvo Willy de dejarnos todo acordado con el Club House de dicho Resort, y aún cuando la persona de contacto nos esperaba a nuestra llegada, pudimos comprobar que no hubo la esperada hospitalidad, ya que volvimos a ser colocados en una terraza exterior, lejos del resto de los socios comensales, como si tuviéramos tiña, aún cuando había baja temperatura y a pesar que la chimenea estaba encendida no logró temperar el ambiente. Las dos opciones de plato no fueron tal, sino que sólo se nos sirvió salmón y las ensaladas esta vez eran exiguas. El valor del vino o refresco no estaba incluido en el valor del menú y por lo tanto debió ser cancelado aparte. Para algunos de nosotros dejó de ser la ?picada del Canqueto en la zona?.
Siguiendo el mal ejemplo dado en Cachagua, tres canquetos más decidieron reiniciar el regreso anticipado y así fue como Marcelo, Jorge y Luis L. se vinieron desde Marbella misma en cuanto finalizó el almuerzo.
Alrededor de las 15.30 dejamos el lugar y avanzamos nuevamente en un bloque cerrado hacia Concón. El borde costero fue nuestro por varios minutos en que nos desplazamos sin pasar inadvertidos, en un taco de autos de turistas que nos abrían paso frente a nuestros reiterados y coordinados bocinazos; esto se define como ?pasar piola?. Llegamos a Reñaca en donde no había lugar para nadie más, pero nosotros pudimos y convencimos incluso a unas camionetas de promotoras para que nos dejaran espacio entremedio para estacionar nuestras joyas. Cuando todos lo logramos en el sector 4, nos instalamos en la Gelatería a disfrutar de la ?taquilla misma?, con algunos cafés, helados y jugos. Dos de los nuestros a quienes no identificaré por razones obvias, se instalaron en uno de los ventanales que dan acceso a la playa y no se movieron en toda el rato disfrutando de la vista que se tenía del sector playero. Como a las 17.00 pasó un grupo importante de Harlistas hacia Viña, que supusimos participantes del paseo de la tienda; no nos vieron. Cuando eran las 18.00 decidimos reiniciar el regreso por Salinas, Avda. San Martín, Avenida Perú, Casino, Uno Norte, Las Palmas hasta la Copec de Placilla. Una vez más avanzamos en bloque haciéndonos notar por las bocinas para no pasar inadvertidos. Mientras cargábamos combustible en dicho lugar, Rafita trató de ponerse en contacto telefónico con Willy para saber de su ubicación pero sólo pudo dejarle un mensaje. Nos habíamos sentado como grupo a analizar la idea de hacer un asado en vez de juntarnos en el Dublín por un trago en la noche, cuando en eso llegó el grupo de Harlistas de la tienda y se sucedieron los esperados saludos y éso. Entre ellos venía Jorge Aubinel y Julia, a quienes decidimos agregar a nuestra fiesta, pero dado que no había condiciones para conversar, decidimos reiniciar nuestro regreso y detenernos en la Copec de Costanera Norte Oriente lo que hicimos cerca de las 20.30 hrs. La decisión fue inmediata y unánime: asado en la casa del líder de se momento, yo, para lo cual nos iríamos desde allí mismo, en moto, al Jumbo a hacer las compras. Nuevos desplazamientos en un cerrado bloque con el ingreso al estacionamiento subterráneo del Alto Las Condes y la cantidad de alarmas de auto que nos delataron fue enorme; los guardias de seguridad no sabían qué hacer. Nosotros ingresamos al local, nos dividimos en dos grupos: rancho y cantina y sólo nos juntamos en una caja cuando tuvimos todo listo para pagar. Dos carros llenos de mercadería obligaron a contratar un taxi para acarrear las menestras.
El despliegue de colaboración en el lugar del encuentro era singular. Mientras unos ayudaban a llegar a algunos rezagados, las ?tías copilotos? se afanaban con las ensaladas, los manteles, platos, snacks, etc. Especial mención a Manuel por su exquisito pisco sour. Partió el fuego y pronto ya hubo choripanes y lomitos de cerdo listos para degustar. Después las carnes y gran variedad de ensaladas con un pebre de ?pucha madre?, preparado por Paula.
El resto de la velada fue intensa en conversación, ánimo, entusiasmo y reconocimiento de la facilidad con que se materializó una iniciativa tan simple y el espíritu infantil con que se concluyó con las compras y los preparativos. Como para repetirla!
Gracias amigas y amigos por el día tan espectacular que logramos vivir tan intensamente las casi 16 horas que pasamos juntos.