DIARIOS DE UNA MOTOCICLETA. Capítulo 2. Cuncumén
Me ha costado publicar este capítulo de mi diario de viaje, por cuanto ha sido sometido a una intensa censura por parte de mi dueño, obligándome a pasarlo primero por el Comité editorial de "Criterio" y después por el de "Contenido erótico" (?), será?, digo yo.
El paseo estaba anunciado a Cuncumén, pero por atrás (primera curiosidad ya que por detrás está el río Maipo y yo no soy moto de agua....pero bueno). Era la fantasía de Pancho, que no había ido la vez anterior y el líder quiso complacerle (así decían los peladores de siempre; una escucha no más).
Partimos desde la Copec de Costanera Norte, como ya está siendo habitual y estaba ella, la regia, la roja, la que le dicen la HRG o la HRT o lo que sea, pero a mí me encanta, seré lésbica? Y esta vez montada por su propio dueño, un paisano bien tincudo. El resto, las mismas de siempre: la blanca del Willy, las concho de vino del Dr. Campos y de Pancho y las habituales negras que me tratan de competir, como la de Rafita, esta vez con copilota, la de Daniel, de Luis, y la más loca de todas, la de Moncho que parece cualquier cosa, la desenfadada, que me da una rabia, y suena? como los dioses.
Nos fuimos por la Costanera Norte hasta Vespucio y después tomamos la Autopista del Sol y se suponía que debíamos doblar en el bypass hacia el Lago Rapel y todos lo hicieron menos...adivinen quienes no....los ahueo.... o algo así les dicen: el Pancho, sublíder, será?, el Chauán en su maravilla roja, el Lucho y yo la agilada, montada por mi dueño. Cuando perdimos de vista al grupo, tratamos de regresar pero no había caso, así es que tomamos la salida a Melipilla, pagamos el peaje e intentamos regresar por una lateral, paralela a la autopista e incluso Carabineros nos confirmó que por allí llegaríamos a encontrar el bypass y de allí la Copec, en donde sabíamos que nos esperaba el grupo. Y sí, encontramos el bypass, pero no pudimos encaramarnos y lo pasamos por debajo y doblamos hacia la izquierda y pasamos por debajo de la Autopista del Sol y tampoco podíamos subirnos a ella y ya estábamos entrando a Pomaire, cuando por fin los pilotos se decidieron a hacer lo correcto: devolvernos y entrar a Melipilla y tomar el viejo camino a Rapel y ahí nos encontramos todos en la Copec del puente del Ingeniero Marambio, y varios pusieron bencina, menos el Dr. Campos.
Reiniciamos el viaje por el camino a Rapel hasta el cruce las Arañas y allí tomamos hacia San Pedro y Rocas de Sto. Domingo y nuevamente la Autopista del Sol como volviendo a Santiago, pero en Puangue nos bajamos y tomamos el "único" camino pavimentado que lleva a Cuncumén, el mismo que habíamos hecho la vez anterior. Y así llegamos al Hotel Las Colinas de Cuncumén en donde nos esperaba don Ernesto, dueño del lugar, con un aparcadero lleno de sombra y nuestros jinetes se fueron adentro a almorzar algo así como carne al vino tinto, con papas rellenas y guarnición de vegetales cocidos, seguido por un postre a elección entre copa de helado o mote con huesillo. Parece que todo estuvo bueno porque no escuchamos quejas. Yo sí tengo una: nos deben pavimentar el acceso al hotel porque esos huevillos me hacen perder el equilibrio y todas las veces casi me caigo.
Hacía mucho calor y los pilotos se anduvieron enpiluchando y al salir tomaron hacia la izquierda y se encontraron que se acababa el camino pavimentando así es que nos volvimos y pasamos de nuevo por la puerta del hotel y parecía como que estábamos llegando por atrás, pero no!
Las colinas de Cuncumén son preciosas y el valle desde las alturas se ve maravilloso para ambos lados. Llegamos de nuevo a la Autopista del Sol y aceleramos hasta Melipilla en donde está el peaje y allí nos reagrupamos y adivinen qué! Pasó algo fantástico. El tipo rubio alto, ese que maneja una negra, hasta medio opaca digo yo, Daniel creo que se llama, le pidió a mi dueño jugar a las cambiaditas y mi dueño aceptó, y yo me sentí tan incómoda al principio pero se me pasó luegüito, cuando sentí sus fuertes muslos apretarme contra el estanque de gasolina y de allí me empezó a exigir, y me aceleraba y yo le respondía y alcanzamos los titantos kilómetros por hora y yo me sentía como en la nubes, pero duró tan poco, porque llegamos a la Copec del puente sobre la carretera y ahí mi dueño, más celoso, me lo quitó de encima y me volvió a montar él.
Ahí pasó otra cosa bizarra: la concho de vino, la nueva, la de 1.600 cc se quedó en pana de bencina la muy gil, se lo tomó todo en el camino y no alcanzó a completar los 300 Km. de recorrido y hubo que volver a reabastecerla con un tarro y una manguera, qué vergüenza!
Después que estuvimos todas llenitas de bencina reiniciamos el regreso, con una variante esta vez; en vez de llegar hasta la Autopista Central y de allí Costanera Norte, empalmamos Vespucio Norte hasta Costanera Norte y de allí a Santiago. Una llegada novedosa que vino a completar un paseo inolvidable en que nos acompañó el clima, el grupo, la solidaridad, el entusiasmo y una nueva copilota a quien le damos una cordial bienvenida. Pero sí extrañamos a la Vikinga.
Nos vemos la próxima!
NAOMI.
El paseo estaba anunciado a Cuncumén, pero por atrás (primera curiosidad ya que por detrás está el río Maipo y yo no soy moto de agua....pero bueno). Era la fantasía de Pancho, que no había ido la vez anterior y el líder quiso complacerle (así decían los peladores de siempre; una escucha no más).
Partimos desde la Copec de Costanera Norte, como ya está siendo habitual y estaba ella, la regia, la roja, la que le dicen la HRG o la HRT o lo que sea, pero a mí me encanta, seré lésbica? Y esta vez montada por su propio dueño, un paisano bien tincudo. El resto, las mismas de siempre: la blanca del Willy, las concho de vino del Dr. Campos y de Pancho y las habituales negras que me tratan de competir, como la de Rafita, esta vez con copilota, la de Daniel, de Luis, y la más loca de todas, la de Moncho que parece cualquier cosa, la desenfadada, que me da una rabia, y suena? como los dioses.
Nos fuimos por la Costanera Norte hasta Vespucio y después tomamos la Autopista del Sol y se suponía que debíamos doblar en el bypass hacia el Lago Rapel y todos lo hicieron menos...adivinen quienes no....los ahueo.... o algo así les dicen: el Pancho, sublíder, será?, el Chauán en su maravilla roja, el Lucho y yo la agilada, montada por mi dueño. Cuando perdimos de vista al grupo, tratamos de regresar pero no había caso, así es que tomamos la salida a Melipilla, pagamos el peaje e intentamos regresar por una lateral, paralela a la autopista e incluso Carabineros nos confirmó que por allí llegaríamos a encontrar el bypass y de allí la Copec, en donde sabíamos que nos esperaba el grupo. Y sí, encontramos el bypass, pero no pudimos encaramarnos y lo pasamos por debajo y doblamos hacia la izquierda y pasamos por debajo de la Autopista del Sol y tampoco podíamos subirnos a ella y ya estábamos entrando a Pomaire, cuando por fin los pilotos se decidieron a hacer lo correcto: devolvernos y entrar a Melipilla y tomar el viejo camino a Rapel y ahí nos encontramos todos en la Copec del puente del Ingeniero Marambio, y varios pusieron bencina, menos el Dr. Campos.
Reiniciamos el viaje por el camino a Rapel hasta el cruce las Arañas y allí tomamos hacia San Pedro y Rocas de Sto. Domingo y nuevamente la Autopista del Sol como volviendo a Santiago, pero en Puangue nos bajamos y tomamos el "único" camino pavimentado que lleva a Cuncumén, el mismo que habíamos hecho la vez anterior. Y así llegamos al Hotel Las Colinas de Cuncumén en donde nos esperaba don Ernesto, dueño del lugar, con un aparcadero lleno de sombra y nuestros jinetes se fueron adentro a almorzar algo así como carne al vino tinto, con papas rellenas y guarnición de vegetales cocidos, seguido por un postre a elección entre copa de helado o mote con huesillo. Parece que todo estuvo bueno porque no escuchamos quejas. Yo sí tengo una: nos deben pavimentar el acceso al hotel porque esos huevillos me hacen perder el equilibrio y todas las veces casi me caigo.
Hacía mucho calor y los pilotos se anduvieron enpiluchando y al salir tomaron hacia la izquierda y se encontraron que se acababa el camino pavimentando así es que nos volvimos y pasamos de nuevo por la puerta del hotel y parecía como que estábamos llegando por atrás, pero no!
Las colinas de Cuncumén son preciosas y el valle desde las alturas se ve maravilloso para ambos lados. Llegamos de nuevo a la Autopista del Sol y aceleramos hasta Melipilla en donde está el peaje y allí nos reagrupamos y adivinen qué! Pasó algo fantástico. El tipo rubio alto, ese que maneja una negra, hasta medio opaca digo yo, Daniel creo que se llama, le pidió a mi dueño jugar a las cambiaditas y mi dueño aceptó, y yo me sentí tan incómoda al principio pero se me pasó luegüito, cuando sentí sus fuertes muslos apretarme contra el estanque de gasolina y de allí me empezó a exigir, y me aceleraba y yo le respondía y alcanzamos los titantos kilómetros por hora y yo me sentía como en la nubes, pero duró tan poco, porque llegamos a la Copec del puente sobre la carretera y ahí mi dueño, más celoso, me lo quitó de encima y me volvió a montar él.
Ahí pasó otra cosa bizarra: la concho de vino, la nueva, la de 1.600 cc se quedó en pana de bencina la muy gil, se lo tomó todo en el camino y no alcanzó a completar los 300 Km. de recorrido y hubo que volver a reabastecerla con un tarro y una manguera, qué vergüenza!
Después que estuvimos todas llenitas de bencina reiniciamos el regreso, con una variante esta vez; en vez de llegar hasta la Autopista Central y de allí Costanera Norte, empalmamos Vespucio Norte hasta Costanera Norte y de allí a Santiago. Una llegada novedosa que vino a completar un paseo inolvidable en que nos acompañó el clima, el grupo, la solidaridad, el entusiasmo y una nueva copilota a quien le damos una cordial bienvenida. Pero sí extrañamos a la Vikinga.
Nos vemos la próxima!
NAOMI.
6 Comments:
Que buen comentario!!!
Naomí... te pasaste. Sigue así.
Dile a tu dueño que no te censure.
Buen relato, esta negra se las trae.
Y eso que tuve que frenar a la Noemí, porque estaba desbandada y quería relatar tdas sus sensaciones y fantasías y éso...
Bien Naomì,Buena nena.
Ya decia que prometia.
Claudio trendra que llevarle las riendas cortitas.
Ademas esta ganando mas admiradores.
ojo Claudio
Grande Naomi, estuviste exepcional, un besito te manda la rojita alocada, y no tengas miedo a la censura de tu dueño
Muy buen relato... casi tan poético como el de tu jinete, casi me sentí parte del grupo, sigue así negrita.
Y me encantó que me mencionaran yo también pensé en ustedes con harta envidia, pero por más cómoda que pueda estar en la Durango no se trata de llegar a destino sino cómo y en qué llegar, y así en 4 ruedas no tiene tanta gracia.. O me equivoco?
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